El extraño caso de Regina Spektor y Amanda Palmer.

O cómo confirmar la teoría de los universos múltiples en un post. O sea que en una de ésas anda una versión de uno dando vueltas por ahí, alguien hecho del mismo material almístico pero formado por distintas fuerzas. Uno igual a uno. Pero diferente. Como una misma palabra escrita por dos manos distintas. Bueno, se entiende la imagen.

Por cuestiones de pereza imaginativa se suele caer en asociaciones trilladas. Jeckyll - Hyde. De hecho yo mismo incurrí en esta falta en el titulo mismo de la presente entrada. Claro que podría ser peor: usar analogías con de blanco y negro, agua y aceite o caras de la moneda. hubiera sido demasiado. Lo que me propongo con el siguiente texto es contar quiénes son estas dos mujeres y cuáles son las razones que me hacen pensar que son la misma mujer en distintas versiones de sí mismas.

Amanda choca con Regina y el mundo no explota


WHO'S THAT GIRL?
Creo que fue en 2007. O en 2008. El estéreo del R9 conocido como el PiluquiMóvil en ciertos círculos y como el Chatarra Espeshial en otros, andaba mal. Bah, andaba como debía andar un estéreo de principios de los años '90, radio y cassetera y muchas gracias pero pará de contar. Yo había armado un sistemita mediante unos dispositivos de calidad dudosa que hacían que a través de las cassetera se pudiera conectar un reproductor MP3, el cual era alimentado via USB por el encendedor del auto. La sola vista de ese revoleo de cables y cosos era escandalosa. Pero funcionaba. Hasta que dejó de hacerlo. Mientras tanto el auto había que seguir utilizándolo, así que hube de conformarme con la radio. Y ese "conformarme" es injusto porque la radio que puse fue la 107.5, que acá en el Principado de La Plata es Radio Universidad, nada menos. ¿A qué viene tanto devaneo? A que la intención es recalcar qué serie de eventos tuvieron que concatenarse para que yo me terminara encontrando con la música de Regina Spektor.



Tengo una memoria increíble para este tipo de cosas. No creo pecar de soberbio con esto porque no creo en verdad que esta habilidad tenga la más mínima utilidad. Salvo, precisamente, escribir algo como esto.

Ese día yo debía pasar a buscar a Osita por un lugar. Mientras me dirigía hacia allá comienza a sonar esta musiquita un tanto alegre pero minimal, como stacatos de violín y piano y una voz femenina que entra y luego un estribillo capaz de provocar un shock hiperglucémico. Pensé entonces que tal vez se tratara de Fionna Apple basándome en el hecho de que nunca la había escuchado, lo cual puede servir como razón para una vastísima cantidad de otros músicos a los que nunca he escuchado, como por ejemplo Fausto Papetti. Como sea, cuando terminó la canción arrancó otra. Y luego otra. Era enero y en enero Radio Universidad solía pasar por las tardes maratones de un solo músico. Así fue que me fueron dadas una tras otra variadas viñetas de distintos momentos de esta chica que no sabía quién era. Yo recién comenzaba a ser capaz de entender inglés sobre la marcha sin necesidad de leer una letra y pude notar que había algo definitivamente especial en ella. Suena la música, una enumeración y la chica que dice que en la radio suena Lluvia de noviembre, que el solo de guitarra es terriblemente largo pero que igual es una canción hermosa y la terminamos escuchando dos veces porque el DJ se durmió. Todo eso en una letra de canción me pareció irresistible. Para cuando sonó Us en el éter de la radio, yo ya le pertenecía a esa desconocida.



Al desparpajo letrístico que podía ir de esta canción sobre una estatua de nosotros (la madre del escultor manda saludos) a una rememoración de tiempos pasados que incluyen un gorrión despedazado por un gato, shakeaspeare, cigarrillos mangueados y un novio con sobredosis, se le sumaba la pericia instrumental y vocal de la tipa. Para cuando Osita ingresó al auto, la maratón ya había terminado y tuve que tratar de memorizar fragmentos para googlear al regresar a casa. Eso hice, y luego conseguí discos y traduje letras y pasó todo lo que pasa cuando uno descubre algo que necesitaba encontrar pero no sabía que estaba buscando.

Regina Spektor nace en Rusia y llega a Estados Unidos cuando niña. Excelsa pianista comienza a dar sus primeros pasos por el indie neoyorquino dentro de un movimiento que se llamó anti-folk. Pero basta de wikipedia. La Spektor arranca muy de chica y ya su rareza puede verse en los primeros discos. Canciones retorcidas melódica y rítmicamente aderezadas por letras irónicas y absurdas, tocando temáticas poco habituales y empleando juegos vocales que suelen exasperar a los reseñadores de discos de Inrrockuptibles. Que la chupen. El estilo de esos primeros discos es único. Regina apela a un estilo aniñado e ingenuo pero más de una vez sus letras se vuelven corrosivas. La hija de Pavlov es un ejercicio psicótico que se estira sobre unos 7 minutos de música repetitiva y a la vez hipnótica. En Love affair habla de los chusmeríos de un edificio, de un pretendiente que es una lástima que sea ingeniero porque las madres prefieren doctores o abogados.

Este clip por cierto lo armé yo cartoneando en youtube.

El primer disco completo que escuché de ella, sin embargo, fue el cuarto, Begin to hope, que es el que mejor sintetiza la locura de las primeras canciones y la búsqueda de una identidad pop más simple que vendría luego. De sonido luminoso, me resultó imposible resistirme a esta sucesión de gemas cancionísticas que iban desde las amables Fidelity u On the Radio, pasando por el dramatismo recontra ruso (aún con la referencia francesa)  de Apres Moi y el romaticismo revisionista de Samson y su reivindicación de Dalila en la fábula bíblica. Me resulta difícil encontrar disco tan parejo y balanceado como este. Y aún así no es el que más me gusta. Nop. Esos laureles se los lleva el disco anterior a ése: Soviet Kitsch.



Si mal no recuerdo acá es cuando esta chica la pega. El disco como un todo siempre me sonó aún más poderoso que Begin to hope. Y de nuevo las letras. En Carbon monoxide vemos la primera persona de alguien que está a punto de morir (¿a propósito?) junto a su pareja por inhalación de ese gas pernicioso, pero aún tiene tiempo para preocuparse porque las medias no se le bajen o para pensar que los vecinos al ya no verlos salir llegarán a la conclusión de que son vagos o locos del sexo. Los hombres que les pegan a otros hombres por el honor de las mujeres sería el título de la novela danesa basada en la canción Your honor, rocanrolete como nunca se había escuchado de parte de Regina y como nunca volverá a escucharse. Es difícil no detenerse en cada canción y decir algo al respecto. Baste decir que convergen pedidos de limosnas a ex cónyuges, momias de papel, Mary Ann siendo una perra, estatuas parlantes de amantes cuyas narices comienzan a oxidarse, un tipo que pisa descalzo una escupida en el subte (ewwww) antes de encontrarse con un fantasma que le aconseja no mirar más noticieros y cortarse el pelo él mismo, un sueño de paseos en limusina, hijos imaginarios y quimioterapia, todo eso entretejido en melodías que siempre se rompen en el lugar menos pensado.
Y si bien este es un discazo con todas las letras los mejores hallazgos están en un grupo bastante considerable de canciones que no están en ningún disco. Así es, la tipa deja afuera de los discos gemas verdaderamente imperdibles. Algunas de esas canciones aparecen como bonus tracks en ediciones especiales de los discos, pero no son fácilmente conseguibles. Ahí Daniel Cowman y sus cavilaciones sobre el Chico Heroína antes de meterse a la bañera, las aventuras de Regina en Europa, chocolato Le Picasso, Un Niño Jesús Godzillesco que aterroriza a los no-cristianos, Reginasaurios, y muchísimo más.

Hay discos después, pero a medida que fueron saliendo los sentí cada vez más lejanos. El hilo que me unía Regina Spektor creo que se cortó cuando escuché el último disco y ya no encontré prácticamente nada del delirio y la bizarrez que tanto me llenaba en sus músicas anteriores. 



WHO'S THAT OTHER GIRL?
A mediados del 2016 me encontraba explorando Bandcamp en busca de músicos que hicieran Low Rock, ese sub sub subgénero incierto que, salvo Monique Ortiz (de quien escribiré algo en su momento), nadie más hace desde el final de Morphine. Encontré algunas bandas que calcaban la matriz, pero no aportaban nada a la obra dejada por Sandman y compañía. Salvo Monique Ortiz (de quien ya escribiré algo en su momento). Se ve que tanto ir y venir por la página de Bandcamp activó vaya a saber qué engranaje virtual en los algoritmos de sugerencias de la página y, como corresponde, me sugirió algo que no tenía nada que ver con lo que estaba buscando. Por suerte, era Amanda Palmer.


La única razón por la que mi curiosidad fue convocada fue por el nombre del disco que sugería la página. Who killed Amanda Palmer?. Imposible no sentirse atraído por la referencia caprichosa a Twin Peaks. Sale el click, nueva pantalla y el arte de tapa más en detalle, promesas inciertas, quién sabe qué puede haber detrás de esa mujer asesinada, detrás de ese nombre por completo desconocido, la segunda vez en un año que me topaba con un nombre absolutamente desconocido para mí que sin embargo ya tenía sus buenos años y repercusiones y discos. ¿Quién carajo era Amanda Palmer entonces?


Dejé que sonara el tema seleccionado por defecto (que no era el primero) y me puse a preparar un relleno para empanadas. Es necesario aclarar que hago el segundo mejor relleno de empanadas del universo, porque he logrado replicar casi a la perfección el relleno que hacía mi abuela Nina, que era quien hacía el mejor relleno del universo. Carne picada, cebolla, un poquito de grasa, ají molido, pimentón, sal, pasas, aceitunas. Otro día te cuento cómo es la masa.
                                                                                                             Decía, la música empieza a sonar y es imposible no prestarle atención, porque no es algo que pueda transcurrir amablemente de fondo en ninguna actividad, porque Amanda no te pide permiso, y menos en esta canción, Amanda no toca el timbre de tus sentidos, te patea la puerta y te canta este agónico y neurótico y delirante rosario de síntomas y pesares y defectos que son algo de familia.



Las cebollas se rehogaban y ese aroma que encapsula las mejores cosas de la vida lo llenaba todo; mi cabeza explotaba como cada vez que me encuentro con algo que no espero pero necesito escuchar. Y así dejé que el disco siguiera. Y me encontré con que la Palmer tiene registros muy amplios y puede pasar de la aceleración y el grito disonante a la calma reflexión y la melodía pianística bien en el barrio Spektor, ahí fue cuando pensé, apa este tema suena mucho a Regina, y el tema era Ampersand, y tuve que buscar qué carajo significaba esa palabra que nunca había visto, y resulta que es el simbolito éste: "&". La canción es preciosa por sí misma y la Palmer pronto me mostró que lo suyo iba mucho más allá del simil-piano-punk o el estilo reginesco y no sólo en lo musical: el tándem Strength Through Music / Guitar Hero refiere a un tiroteo en una secundaria desde el punto de vista del tirador y de la víctima respectivamente, y hay un nudo en la garganta esperando ocurrir cuando Amanda canta con desesperación You're my guitar hero, you're my guitar hero y te es imposible no ver la imagen del pendejo quemado de yanquitud con una M16 desparramando una frustración confusa sin nombre en forma de muerte. Está eso o la combativa Leeds United que se las arregla para meter parte de un cantito de hinchada inglesa y que quede bien. I have to drive con su enigmática letra se lleva las palmas a la canción sobrecogedora, con su sufrimos mayormente por las mañanas y esa ambigüedad donde no se sabe si quien canta es quien ha atropellado a alguien y está huyendo o al revés qué, pero hay un dolor sordo habitándolo todo y le compite cabeza a cabeza en tristeza a The point of it all que parece hablarle a un amigo o amante o familiar muriéndose como si le hablara a una muñeca. Pero todo se rompe en miles de pedazos cuando la Palmer decide que quién dijo que no se puede hacer una canción pop sobre adolescencia, violación, aborto y cartas escritas a los hermanos Gallagher. Algún quilombito se le armó por esto, pero sus argumentos, que no voy a reproducir acá, búsquenlo, vagos, están muy buenos y la canción es INCREIBLEMENTE PEGADIZA.

Tremendo momento cuando entran los coritos Beach Boys, recomiendo.

La manera más sencilla de acceder a la obra de esta chica es a través de su Bandcamp donde está prácticamente todo lo que grabó. Gratarola. No cualquiera, eh. Ahí fue donde me enteré, cruzando información con otras páginas, que ese disco que había escuchado era el primero solista, pero que ya venía con tres discos de estudio anteriores en una agrupación llamada "The Dresden Dolls". Eso más adelante, porque lo que yo hice fue exactamente ir adelante, es decir sumergirme en el vastísimo mundo de su segundo disco solista: Theatre is Evil.



Y si esperabas algo parecido al trabajo anterior, viene una sorpresa. Para empezar la acompaña una banda fija, llamada The Grand Theft Orchestra, y qué banda, eh. Bajo, guitarra, batería. Austeros pero imaginativos. Limpios pero potentes. Son una aplanadora pop. Toda la identidad del disco pasa por ese cambio de sonido radical. Sí, hay temas reginescos y minimales con pianos y cuerdas, pero la mayoría se resuelve en el campo del rock pop un tanto elástico, un tanto sintético pero increíblemente adherente. La primera vez que escuché Killing type fue viendo el clip promocional y creo que visualmente no hay manera mejor de representar el sonido del disco que esa aparente pureza quirúrgica donde todo es blanco, hasta los instrumentos son blancos y ese sonido seco y simple, sobre todo simple. Pero claro que es pura fachada y, tal cual ocurre en el clip al final, hay sangre por doquier y espesura y viscosidad y nada es verdaderamente tan simple, ni siquiera enumerar las cosas por las que no matarías y las cosas por las que sí. Miré este video con la guitarra en la mano y no tardé mucho en descifrar la secuencia simplísima de acordes. No me pareció gran cosa al principio pero unos minutos después de resonancia y ecos adentro tuve que volver a escucharla.


Con todo lo que me gusta esta canción no puedo decir que sea mi preferida, primero porque son 14 las canciones que hay en este disco, y segundo porque están todas muy parejas en cuanto a belleza. Desde la explosión distorsionada de colores de Smile que nos cuenta que nada sucede si no le sacaste una foto hasta la burla del rockstar que todo lo coge o no tanto, esperá, esperá, voy a estar bien en un minuto. Desde la lógica lo que se da no se pide de vuelta en la pegadiza Give it back al hastío de Grown man cry y la vida en pareja, el adivinar el gesto que el otro está haciendo sin tener que mirarlo, parado ahí en la puerta, enésima discusión, terrorismo cotidiano, ¡es solamente elegir un puto restaurant! y tal vez alguna vez fue conmovedor pero ya no resulta ni siquiera interesante ver a un hombre grande llorar. Aguda. Eficaz. La Palmer no tiene demasiados problemas en decir lo que se le canta el culo y basta leer algunos reportajes para tomar cabal conocimiento de que es así.

Uno se puede marear en el Bandcamp de Amanda Palmer. Muchos discos. Cosas no oficiales. Un disco de versiones de Radiohead en ukelele. Sí, porque en un punto parece que la chica descubrió el ukelele y le gustó tanto que empezó a componer y a tocar mucho con ese intrumento, y la influencia es notable en cuanto al cambio de tono que empieza a notarse en esas canciones, algo que ella misma avisa al final de Theatre is Evil, como bonus track, rompiendo todo una vez más.

Vos también podés tocar el ukelele.


¿Te das maña con el inglés? Quiero decir, ¿podés masomenos escuchar algo en inglés y entender? Si es así, entonces no podés esquivar estos dos discos de los que te voy a hablar ahora:


Por un lado, Amanda Goes Down Under, un disco en vivo con tomas de una gira por Australia y Nueva Zelanda. Desde las canciones que llevan el nombre de ambos países, a un jingle publicitario, pasando por algunas versiones hasta canciones compartidas con otros músicos, este registro revela lo tremendamente energizantes que son los espectáculos de la Palmer.
Es un quilombo en el sentido de que no es homogéneo en absoluto, porque el sonido, el tono y el registro varía mucho, pero si se da que podés entender lo que dice entre canciones y lo que dicen las letras, vas a poder disfrutar de un disco muy divertido.



An evening with Neil Gaiman & Amanda Palmer ya requiere un oído decididamente más entrenado por cuanto esta colaboración con el escritor y guionista Neil Gaiman consta de varios tracks en los que el señor inglés te complace con su cautivante manera de leer poemas, cuentos, anécdotas, y a veces no es fácil seguirle el tranco, sobre todo si sos un entendido amateur en el idioma. Además de las lecturas están las canciones de Amanda en su versión más tranqui, pero acaso lo mejor sea la química entre ambos, totalmente palpable. Dos personas enamoradas, talentosas y creativas unen sus inquietudes para armar algo que no se sabe bien qué es pero funciona. Y hay una TARDIS en la tapa, qué más querés que te diga..


El mundo musical de la Palmer es puro caos. El Bandcamp de Amanda es fragmentado y desordenado. Es difícil tratar de seguir un orden (aunque existe) y todo comparte un mismo espacio: discos oficiales, demos, lados B, presentaciones en vivo, mini discos de covers, trabajos con otros músicos... básicamente todo lo que se le canta ella lo graba y lo pone ahí. Por esa compulsión a veces es difícil abordar este vasto universo. Lo último que ha hecho es I can spin a rainbow, un disco a dúo con Edward Ka-Spel. Por el momento no he podido sumergirme de lleno, la primera canción es ya de una espesura tal, de un hermetismo sórdido tal que no he podido con ella.


EL EXTRAÑO CASO DE REGINA PALMER Y AMANDA SPEKTOR
Así se tendría que haber llamado este posteo, porque acá vienen entonces y finalmente las razones por las que sostengo que tanto una como otra son la misma mujer en versiones alternativas de sí mismas. OK, tal vez lo de "razones" es un tanto pretencioso.

Primero lo primero: Regina no es el día ni Amanda es la noche. En Regina hay suficiente oscuridad y locura como amargarle el dulce a cualquiera (Solari's Metaphor Alarm!). Especialmente en la primer época, donde la exploración era más intensa y las músicas y las letras podían ir a cualquier parte. Y Amanda no es la noche. Especialmente cuando se arma con el ukelele. ¿Hay territorios comunes? Claro, ya se ha establecido. Usé "reginesco" como adjetivo en más de una ocasión para referirme a canciones de la Palmer y ahora estoy empezando a creer que tal vez haya sido injusto. Ambas arrancaron más o menos a la misma altura y tienen más o menos la misma edad (go check wikipedia if you want hard data, bitch!), ¿No podríamos entonces afirmar que acaso Regina ha compuesto canciones "amandescas"? Claro que sí, podemos decir cualquier cosa en este páramo de cerebros lisos y alisados que es este paisito. Y sin embargo sigo convencido de la premisa principal de este posteo: Amanda y Regina son la misma persona desdoblada en distintas circunstancias del espacio-tiempo. Si algo me enseñó el capítulo de los Simpsons en que Homero viaja a la prehistoria es que cualquier mínima influencia puede alterarlo todo. Imagínese usted (sí, he decidido dejar de tutearlo de repente) ¿Cómo sería usted si ciertos momentos de su vida hubieran sido distintos? ¿Cuánto se hubiera desviado su curso para terminar siendo una persona tal vez no completamente distinta, pero lo suficiente como para no ser reconocida a primera vista? Me uso como ejemplo de esta teoría todo el tiempo. Si a los 16 años quien-estaba-a-punto-de-ser-ex-novio de mi prima no me hubiera prestado de manera complemente azarosa Las Crónicas del Angel Gris, ¿sería yo este que soy ahora? Considero ese libro una suerte de primer ladrillo en una estructura que vengo a ser yo, ponele. Probablemente ese yo alterno tendría algunas cosas en común con éste, cosas de esencia, timbres, pero sería otro. Dentro de esa suposición Amanda tal vez sea una Regina que en algún momento crucial desvió su camino. O al revés, siendo Regina una Amanda alternativa.

Dije que iba a dar razones. Es mentira. Todo se reduce a algo meramente (extra)sensorial una sensación fuertísima que sentí desde el primer momento: esas dos mujeres son la misma. Y encontrar el siguiente video fue la confirmación: Amanda Plays Regina y no hay nadie más en el mundo que pueda hacer propia esa canción como lo hace la Palmer, sencillamente porque es suya.


Desde entonces he buscado un registro de Regina interpretando a Amanda, pero no he tenido éxito. Tal vez haya sucedido sin que nadie lo grabe de algún modo y lo suba a alguna plataforma. Es difícil de creer, lo sé, pero es posible. De cualquier modo muchos paralelismos se pueden trazar entre ambas mujeres, además de coincidencias sonoras. Acaso uno de esos momentos en que se alinearon las distintas dimensiones fue cuando una de ellas cantó sobre una billetera encontrada y otra de ellas sobre una billetera perdida.

Billetera perdida

Billetera encontrada


¿Qué vendrá a continuación? No lo sé, por el momento he perdido sintonía con Regina porque su último disco es demasiado convencional, mientras que en el caso de Amanda ha sido porque su último trabajo es demasiado complejo. Lo sé, es un poco bastante petulante sentirse el eje de un ejercicio de espejos contrapuestos y luces y sombras que por otra parte anuncié que no existían párrafos atrás. Por lo pronto lo siguiente queda a modo del voluntarioso que haya llegado hasta aquí: si todavía no conocés estos mundos, o al menos uno de ellos, no deberías estar perdiendo el tiempo con estos delirios cuántico-metafísicos. Ve por ellas sin darle demasiada bola a la intelligentzia del rock que suele ningunear a estas dos maravillosas y única(s) artista(s).

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