WABI en vivo: S01E01

Siempre tuve una tara con respecto a la música. Varias, en rigor a la verdad, pero que no vienen al caso porque a efectos de iniciar este texto voy a centrarme en una:

Nunca la vi en el momento. A ver cómo lo explico... Cuando tenía 17 años me empezó a gustar Divididos justo cuando salió Otro le travaladna, que fue una especie de anti hit absoluto y los llevó de llenar Obras nosécuántas veces en un año a tocar en antros para 100 personas con suerte. Me pasó con Arctic Monkeys también. Mi hermano la vio en el momento. Desde el primer disco dijo acá hay algo, eh, y yo meh. Cuestión que varios años después se hizo el click interno y a recuperar el tiempo perdido, pero siempre con la ligera sensación de estar llegando a una película empezada. Es como empezar a ver Lost ahora. A lo mejor no es tan importante el cuándo, después de todo andá a saber cómo son los mecanismos internos, las frecuencias de resonancia que operan dentro de uno y hacen que una música una día meh y otro día wow.

Anoche jueves 7/9 en Ciudad Vieja la vi en el momento. Fue el primer recital del grupo WABI, nuevo proyecto de Ezequiel Ortiz a quien conocía por una presentación en La Carpintería Cultural, lugar y momento en que rompió algunos esquemas cuando optó tocar y cantar sin amplificación, al nivel del suelo, y nos dio canciones de su más que recomendable disco "Riego mi jardín", anécdotas, citas a Seinfeld y a Spinetta y una breve composición dedicada a EDELAP que incluía unas puteadas muy pertinentes. Pero anoche fue WABI, y WABI no es sólo Eze Ortiz y su enorme talento como guitarrista y cantante. Nop. Acá hay que hablar de las otras dos patas de este trío. Porque es un trío, no sé si lo dije. En batería Lautaro Juárez y en bajo Patricio Banegas. Pero hay momentos en que el monstruo de transforma en quinteto con la incorporación de Jesús Gómez y Nicolás Cañas en coros. Yep. Un power trío con coros. Porque es un power trío, no sé si lo dije. Y no se puede seguir sin traer a colación, aunque sea por un segundo, el inevitable recuerdo a Los Socios del Desierto que estos muchachos provocan al principio, y he ahí el circunstancial de tiempo clave: AL PRINCIPIO.

Vamos unos meses para atrás. WABI anunciaba su existencia via redes sociales con el siguiente video:




No resulta tan tirado de los pelos el link con la enorme banda de Spinetta, no? Y sin embargo va más allá. O no sé si más allá, en todo caso para otros lados, porque llegamos al momento en que tengo que describir la decena de canciones que escuché por primera vez en ese recital de anoche. Y la verdad no sé por dónde empezar siquiera. Tal vez ahondando en las diferencias entre Los Socios del Desierto y WABI. Y sí. Porque es demasiado fácil la analogía y no me gustan las cosas fáciles. El sonido limpio y claro y a la vez potente junto con el timbre de voz de Ezequiel y con las innegables habilidades instrumentísticas (is that even a word?) de los tres, parece complicar la tarea. Pero no. Puede que WABI salga a pasear en un auto con motor spinetteano pero lo lleva por barrios por los que el Flaco rara vez entró. En varias canciones hay ciertos coqueteos funky, por ejemplo. Las letras tampoco se sumergen en metáforas voladas, sino que son más bien irónicas y mordaces por momentos, divertidas también, pero bastante más a tierra. Durante el recital, de todos modos, hubo momentos en que la voz de Ezequiel quedaba muy atrás y resultaba difícil entender lo que se estaba cantando. Pero ese problema en realidad es común a casi todo recital de rock hoy en día.

Porque fue un recital de rock, no sé si lo dije.

Decía, la voz no se suele escuchar todo lo que uno quisiera, pero a lo mejor soy yo que tengo algún problema con las frecuencias y esas cosas, andá a saber. Me consta la capacidad letrística de Ezequiel Ortiz así que no tengo razones para creer que en las partes de su canto que no entendí se dijeron pavadas. En todo caso cuando graben algo tendré la posibilidad de aprenderme las letras y llenar esos espacios con mi mente.

La banda suena de puta madre, espero que eso haya quedado claro en este océano de digresiones. Y no tengo suficientes herramientas en el idioma para dejar claro esto como creo que debería, por lo que voy a limitarme a repetirlo, pero en mayúsculas: LA BANDA SUENA DE PUTA MADRE. Y acá van lugar a tener una serie de observaciones pretendidamente ingeniosas sobre la música: canciones con tantos arreglos intrincados, cambios de ritmo, compases locos y firuletes sólo pueden ser llevadas a cabo en vivo por una banda que no sólo sea excepcionalmente hábil en lo interpretativo, sino también que tenga horas y horas de ensayo encima. Y no puedo explicar con justicia el oasis sensorial que es ver y escuchar una banda en vivo que esté tan aceitada y ensayada. Es hora de decirlo: eso de ensayar poco en nombre del rock ya fue. En nombre de la espontaneidad y la imprevisibilidad de ciertos músicos se han justificados performances lastimosas. No, loco, no sos espontáneo e imprevisible, sos un chanta que te parece que te levantás de la siesta, te colgás una guitarra y te subís a tocar con otros dos con los que tocaste por última vez hace seis meses y en pedo, y a eso le decís tocar, no, loco, vos me vas a disculpar pero no, y esto se lo digo casi 12 años en diferido a un Palo Pandolfo que me hizo viajar a Buenos Aires para hacerme fumar un recital caótico donde ni siquiera se acordaba los acordes de Playas Oscuras. Igual lo banco a Palo, pero eso fue cualquiera.

Uf, necesitaba decirlo, disculpá la catarsis.

En fin, para no seguir estirando esta especie de crónica, digamos que WABI presenta canciones que son sónicamente complejas, pero no complejas al pedo. Acá no hay virtuosismo por el virtuosismo ni la masturbación instrumental tan común en bandas de tipos que tocan muy bien y se sienten en el deber de demostrarlo TODO EL TIEMPO en solos eternos y devaneos atmosféricos que sólo satisfacen a los que están en el escenario. Acá hay virtuosismo pero está al servicio de que cada canción sea una gema melódica de rock contundente, nada de rellenos, nada de autoenamoramientos del acople propio llevado al infinito, las canciones no sobrepasan los cuatro minutos, o al menos esa fue la impresión que me dio, no los estaba cronometrando. De hecho ni siquiera saqué una puta foto como para ilustrar esto, estuve flojo pero lo que pasa es que estaba disfrutando mucho y eso hubiera implicado una distracción. Y como no tengo una foto del evento en cuestión pongo a continuación una imagen del facebook de la banda.




Uno de los momentos más brillantes de la noche fue cuando hicieron una versión QUE TE CAÍAS DE OJETE de Promesas sobre el bidet, junto a Matías Kekes López, guitarrista y cantante del otro power trío que amenizó la noche, de nombre MAMUT. Porque la fecha era compartida, no sé si lo dije. Hace falta tener el alma bien acomodada para encarar una versión de Promesas sobre el bidet con el quilombo rítmico que implica esa enorme canción. Y se la bancaron y cómo.

MAMUT tocó después, pero eso ameritaría su propia crónica, cosa para la que no estoy en condiciones en estos momentos y razón por la que me disculpo. Valga decir que también es un power trio, más power que WABI aún, pero con toques y arreglos y sutilezas que lo hacen largamente merecedor de mejores párrafos que éste.

Retomando la botella que tiré al principio de este texto, puedo decir que por una serie de azares y destinos y cosas ocurriendo en los últimos años, el recital de anoche me encontró por primera vez mirando algo que era por primera vez mirado, con la sensación ineludible de estar mirando el primer capítulo de algo que pinta muy bien, Seinfeld, Los Soprano, Breaking Bad, así de bien pinta WABI en estos momentos de primeros pasos en el escenario y resulta imperioso estar atentos a estos surgimientos cuando hay tanto desierto y tan poco socios, sí, una referencia más a Spinetta, se me escapó, pero no es para encajonar a WABI en un corset spinetteano sino para decirte a vos que leés más o menos por dónde va la cosa, porque si te digo Spinetta entonces vos pensás que está bien, porque claro que sí, cómo que no, claro que voy a escucharlos, la próxima vez que toquen voy, no me los pierdo, te lo juro, y más te vale, es por tu bien, creeme a mí que por primera vez la estoy viendo en el momento, es por tu bien porque estas músicas valen para bandas de sonido de la vida, no sé si lo dije.

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