Top 7 Guitarristas Inusuales.

No necesariamente guitar heroes. Al que me conozca y lea estas líneas sabe que no banco al virtuoso acrobático porque sí. El modelo de guitarrista que toca rapidito ochocientas mil notas me da por las bolas. Y es así desde hace mucho. Cuando era pendejo alguien me contó que Van Halen cuando hacía el tapping (esa técnica con la que golpeás las cuerdas con la punta de los dedos sobre el mástil) se ponía de espaldas para que no vieran cómo hacía. No sé si es cierto pero me parece una reverenda pelotudez. Me chupa monumentalmente un huevo lo difícil que seas capaz de tocar si con eso no te sale crear algo que tenga corazón y tripas y madera.


Claro que eso no significa que esté en contra de los virtuosos. Ni a palos. Muchos músicos que me gustan son tremendos ejecutantes, ponele Piazzolla, Coltrane, Page, no sé, más, muchos más, pero ellos no son sólo eso. Es más, casi estoy tentado de decir que son en primer lugar otra cosa, usinas creativas que explotan de arte y que, como dato anecdótico o accesorio, tocan de puta madre.

Todo esto para decir que el virtuosismo debería ser un medio y no un fin en sí mismo.

Qué sé yo. Ayer vi un documental sobre Jaco Pastorius. Mamita querida lo que tocaba ese tipo. Por ahí te mostraban alguna cosa solista de él y era un viaje astral, una cosa tremenda y bellísima. Y por ahí te mostraban esa faceta más de grupo, como en Wheater Report, donde se sacaban chispas pero, francamente, me parecía un embole supremo donde los únicos que la estaban pasando bien eran ellos, en un duelo de pijas musicales que nunca tenía un ganador claro.

Tópicos recurrentes, lo sé. A lo mejor por eso quiero reivindicar (¿reivindicar? pará, ¿quién sos, loco?) ciertas figuras de la guitarra que no suelen ser las primeras o segundas o terceras en ser seleccionadas en ese pan y queso virtual de infinitos tops de músicos que no sé qué. Como esos rankings de la Rolling Stone con los que casi nadie está de acuerdo, porque ¿cómo estarlo?. Cada uno de nosotros es una antena que procesa frecuencias y armónicos con distintos filtros. Para mí Pescado 2 es mucho más que Artaud.

Basta ya de autocomplacencia intelectual. Vamos al Top 7 de Guitarristas Inusuales de una puta vez.


PUESTO NUMERO 7: TOM MORELLO

Ya empezamos con la polémica. O al menos esa es la percepción que siempre tuve sobre este tipo. He oído a muchos guitarristas ningunear a este tipo usando epítetos como "pirotécnico" o "efectista" en relación a su estilo de usar maneras poco ortodoxas de sacarle sonidos extraños a la guitarra, principalmente a través de pedales o configuraciones en los amplificadores conjugadas con golpeteos y otros recursos que suelen horrorizar al guitarrista más clásico. Si por "efectista" se entiende que Morello busca un golpe de efecto en determinados momentos en determinadas canciones, entonces ¿cuál es el  problema? ¿No se supone que es eso lo que debe hacer un guitarrista de rock? "Pero es demasiado, abusa de esos efectos, ñañañaña" Callate, Mabel. Es rock. Si no vamos a romper algunas cosas entonces ni nos molestemos. ¿Pirotécnico? ¡Bienvenido sea! ¿Qué más quiero que una explosión en el momento indicado?
Acá viene una aclaración: nunca fui fan ni de Rage Against the Machine ni de Audioslave. En absoluto. Entre las dos bandas me deben gustar unos diez temas, con suerte. Es más, recién le empecé a dar bola a Morello cuando hizo su proyecto solista The Nightwatchman. La cosa fue así: hace más de diez años mi hermano y yo nos intercambiábamos discos de MP3 via encomiendas que iban y venían de Río Negro a La Plata. Yo le mandaba Mister América o Gabo Ferro y él me mandaba Arctic Monkeys o Kings of Leon. En uno de esos CDs venía el primer disco solista. Yo, prejuicioso, sospeché un disco instrumental denso de guitar hero. Y no. Nada que ver. Morello solista iba para el lado cancionero acústico con unos temas bien simples, directos y fogoneros. Esa faceta tan poco autoindulgente me sorprendió, tal como me sorprendió también un video en youtube donde hace una clínica y muestra cómo hace lo que hace. Éste es el video:


Que el tipo muestre la cocina de su estilo, haciendo énfasis en que se trata más de ingenio y curiosidad que en tocar rapidito todas las notas posibles, me pareció maravilloso. Y sobre todo muy lejos de ese Van Halen amarrete, acaso imaginario, que se ponía de espaldas para que no vieran su técnica. Ahí sí le empecé a prestar atención y su grositud se me manifestó en el solo de "Be yourself", donde de todas las posibilidades elige la más simple, la más boluda y la que sin embargo garpa todo el tema. Y no es que Morello fuera incapaz de hacer algo más complejo o elaborado, sino que simplemente ELIGIÓ no hacerlo porque la canción pedía otra cosa. Acá está, si no lo conocés miralo, minuto 02:40.


La gilada que la chupe: Morello inventó algo que no estaba ahí, con onda y viveza. Next.


PUESTO NUMERO 6: ANNIE CLARK

De todo este conteo, Annie Clark debe ser la guitarrista que menos tengo escuchada. Más conocida por el nombre artístico St. Vincent, esta chica es culpable de unas músicas bien extrañas a las que todavía no he sabido bien cómo entrarles. Eso sí, lo poco que he visto y oído me alcanza y me sobra para llamarla a ocupar este lugar. Su manera de tocar es tan rara como su música. Además de usar unas violas hermosamente distintas a las más conocidas, Annie Clark se despacha con los riffs y solos más extravagantes que he escuchado en mucho tiempo. Desde el vamos su técnica incluye todo un abanico de posiciones atípicas en la mano derecha. Una que nunca había visto es apoyar apenas el armónico con el índice y golpear con el índice de la mano izquierda. A eso se le suman unos seteos de pedales que terminan conformando paisajes sonoros extraterrestres, a veces etéreos, a veces cortantes como una gillette. Y encima canta. Y muchas veces canta mientras con la guitarra hace cosas enreveradas. De alguna forma toda esa melange dan lugar a una identidad única, irrepetible.
A continuación un video compilatorio de algunos momentos guitarrísticos de esta chica, por si todavía no la tenés y querés saber de qué la va:


Me tengo que poner al día con St. Vincent, de inmediato.


PUESTO NUMERO 5: WARREN CUCCURULLO

Sí, el que estuvo en Duran Duran. Yo, que he sido muy fan de estos muchachos, conozco la historia al dedillo, pero baste decir que Warren se tuvo que hacer cargo del hueco que había dejado el increíblemente sobrevalorado Andy Taylor en un momento en que el papel picado y la fiesta de aquella épica pop de Duran Duran empezaba a desvanecerse y la banda quería dar un golpe de timón y ser tomados más en serio. Y eso no es joda. El momento es cuando sale el disco Notorious, un ejercicio precioso de soul-pop que precisaba alguien valiente y grosso atrás de las seis cuerdas. Enter Warren Cuccurullo, que venía de una banda llamada Missing Persons pero que antes había tocado con Frank Zappa. Tal vez tendría que haber puesto eso solo y seguir con el siguiente guitarrista, porque el tío Frank no te metía a su banda si no tenías fuego adentro. Y este pibe lo tenía. Y no sólo eso, sino que se bancó como un campeón estar en segundo plano mientras los Beatles del pop ochentoso se venían a pique en fama y convocatoria a medida que se acercaban los 90s. Y cuando nada parecía ya poder evitar el naufragio, el flaco pasa al frente, agarra y crea las melodías de lo que sería la resurrección: Ordinary world y Come Undone. Con una delicadeza y un buen gusto de la hostia, la guitarra de Warren le da nueva vida y clase a una banda que lo necesitaba desesperadamente. Como botón de muestra, sirva este tutorial hecho por él mismo donde explica cómo toca la que tal vez sea la mejor canción de Duran Duran:


Los demás discos que hicieron en los 90 no fueron masivos precisamente, pero son muy buenos y muestran distintas facetas de Warren como violero, todas buenísimas y jugadas. Pisando los 2000, a Duran Duran le pinta el viejazo, rearman la primera formación y le dan una patada en culo. Eso da lugar a discos que van de malos a meh. Ahora el tipo hace fisicoculturismo, música y tiene un restaurante italiano. Cosas de la vida, viste.


PUESTO NUMERO 4: WARREN ELLIS

Otro Warren. No, no es un error. El tipo está tocando un violín. Porque así es como los seguidores de Nick Cave lo conocimos. Fue uno de los Bad Seeds que entraron en los 90, al principio en segundo plano, pero a medida que el guitarrista y unos de los socios fundacionales de Cave, el alemán Blixa Bargeld, iba yéndose a la menor velocidad posible, más iba este tipo posicionándose como parte fundamental del sonido de Nick Cave de los últimos 15 años.
¿Y la guitarra? Tranqui, que ya viene. Resulta que para pasar al frente decide calzarse una guitarrita eléctrica que parece de juguete y le saca unos sonidos que te caes de ojete. Esto se puede notar más en el proyecto salvaje que hizo con Cave llamado Grinderman, y acá hay una muestra, mirá, mira:


Bueno, está más que claro que el hecho de ser un violinista de aquellos influyó muchísimo en su estilo como guitarrista. Qué más decir... amo ese sonido punzante de violín bañado en ácido, magma y electricidad.


PUESTO NUMERO 3: GUALBERTO DE ORTA

Esta va a ser complicada de explicar. A ver. Pasa que normA es una banda inusual de por sí, que se desenvuelve en una especie de post-semi-pseudo-punk deforme en la que toda exhuberancia y floreo queda anulada por la velocidad y la urgencia de canciones que se resuelven de inmediato, como un tetris frenético donde las piezas no caen donde uno piensa que van a caer. Abandonando ya el lenguaje figurativo, normA no tiene prácticamente solos de guitarra. Por eso se complica, si no los viste en vivo alguna vez, elegir una canción y decir "¡Ahí, eso es lo que hace Gualberto de Orta!". Minuto algo, segundo algo. No. No se puede. Por lo general con una Flying V colgada, Gualberto arranca sonidos espasmódicos que se complementan a la perfección con el tornado geométrico / sonoro de normA. Los debo haber visto unas tres veces y en cada caso siempre operó en mí una mesmerización hacia ese estilo disonante-epiléptico con que el tipo le pone ese no sé qué al combo platense. A lo primero que me remitió en aquellos recitales es a Ian Curtis y su extraña manera de pararse y moverse en el escenario. Bueno, ahí está, hacé de cuenta que es posible traducir ESO de Ian Curtis a una guitarra. Es la mejor manera que tengo de explicarlo. Ojalá alguna vez tengas la posibilidad de comprobar esto en primera persona en un recital y darme la razón. O tal vez me mandes al carajo, todo es posible, fijate sino quiénes nos gobiernan.


PUESTO NUMERO 2: ERIC MANDARINA

Este es de acá nomás. Hace apenas unos meses que vengo escuchándolo. Todo empezó cuando mi estimado amigo y guitarrista de aproximadamente la mitad del rock platense Jorge Leguizamón me envió un video de este flaquito de aspecto frikintelectual con unos rulos que mi cabellera en franca retirada envidia malsanamente. El video arrancaba con el tipo parado adelante de la cámara con una guitarra acústica con cuerdas de nylon con un mameluco naranja con una expresión de tal neutralidad que la posibilidad de adivinar con un 100% de exactitud de qué la iba musicalmente hubiera sido un milagro.

Esto fue lo que vi:


Más allá de la letra surrealista y la manera de cantar del quía, lo que realmente me voló la peluca (fijación capilar subconsciente detected!) es cómo toca. ¿Qué carajo es eso? "Guitarra percusiva" creo que es el término que los cronistas han empleado para tratar de englobar esta locura polirrítmica. "Acrobacia" dirá el refutador. Quién te dice que hasta yo mismo hubiera dicho eso alguna vez. Nop. Pero ¿en qué se diferencia esto del video ése del chino con un violín que hace los sonidos del Super Mario, incluyendo hasta el "plín" de cada moneda? En que acá hay arte, no sólo ejercicio y eso se puede escuchar en el disco del flaco, el cual recomiendo con fervor. Y que conste que no soy un amante del hip hop y derivados, ni mucho menos. La manera en que resuelve y demuestra al mismo tiempo que no es sólo un truquito ingenioso es tan rica, inesperada y fresca que he llegado a estar seguro, por momentos, de que Eric Mandarina es un genio.


PUESTO NUMERO 1: FERNANDO CABRERA

Si tocás la guitarra y viste a Cabrera en vivo alguna vez sabés a lo que me refiero. Especialmente si fue uno de esos recitales en los que está el tipo solo, la strato, un pedal y gracias. Si además te gusta su música, e intentaste buscar acordes online para tocar sus canciones, entonces seguro te pasó que las transcripciones más comunes te muestran los acordes (nada extravagantes en su mayoría) y te ponés a rascar las cuerdas y no sale nada ni por asomo parecido a lo que escuchás. Pasa que el tipo deconstruye toda figura en múltiples mini acordes, arpegios mutantes que van y vienen y a veces van y no vienen más, tejiendo una espesura musical enrevesada e imprevisible. Uno se tienta a decir que es minimalista y que juega bajo la regla "menos es más", pero no creo que sea así. Es más bien lo contrario. Más es más. Lo que pasa es que, además, Cabrera es de una técnica increíblemente sutil y puede llegar a tocar a volúmenes bajísimos en los que si alguien del público tose te perdiste algo seguro. Cuando el tipo arranca una canción comienza a crear una tensión ascendente de disonancias y sonidos que el cuerpo de uno no está esperando y así crea un ambiente hipnótico espiralado en el que toda musicalidad se resuelve insospechadamente. Me consta que en todo un recital le vi hacer un solo acorde normal. Ponele un Mi Mayor. Y se sintió como un oasis. La métrica y la rítmica se desenvuelven intrincadamente como una voz adicional, porque, y acá está la clave: si conocés a Cabrera sabés que canta de una manera por demás particular. Pues bien, la forma en que toca la guitarra es un correlato exacto de cómo canta. Difícilmente haya otro caso donde ambos planos se complementen y completen en una figura indivisible y única. Algo así.


Y esto es apenas una partícula de su obra y técnica. Si no lo tenés, te insto a que busques todo lo que puedas de Cabrera. Por ahí al principio te provoca una incomodidad, algo que tu mente y alma no saben bien cómo procesar, pero al rato no podés salir más. Porque encima es un poeta del carajo, así que el combo es bien completo.


Bien. Eso es todo. Y ahora algo que con toda seguridad hubiera sido de mejor gusto definir al comienzo de este posteo. Primero la forma: los puestos no implican valoración. No estamos pesando manzanas, señores. No propongo que Eric Mandarina es mejor que Tom Morello porque no me importa y porque no estoy seguro que ninguna afirmación de ese estilo tenga demasiada validez en sí. Así que ahí está: los números son meramente enunciativos. Y segundo, el concepto: ¿A qué me refiero con "guitarristas inusuales". En primera medida el término "inusual" viene a falta de encontrar uno mejor para lo que aquí intenté exponer. Guitarristas acaso ninguneados. Guitarristas poco reconocidos como tales. Guitarristas extravagantes. Guitarristas en los que uno no suele pensar cuando piensa en ránkings de guitarristas. Guitarristas que rompen algún molde. Guitarristas que tocan como si tocaran la batería o el violín o las cuerdas vocales o el infinito o el absurdo. Esos guitarristas. ¿Me quedó alguno afuera? Más que seguro. Pero es solucionable: contame los tuyos.


Comentarios

  1. Anla Courtis de Reynols? https://www.youtube.com/watch?v=l_J_7CAHPjs

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Directamente extraterrestre. O como el otro que me mostraste hace un tiempo... ¿Jancek se llamaba? Igual hubiera jurado que me ibas a tirar a Bruce Kulick, guitarrista ninguneado si los hay.

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario